
El ex-magistrado Reinaldo Ramírez, analiza para los lectores de RedEsPiral,SegloXXI, la actual crisis que está viviendo Colombia, dentro del proceso de la “parapolítica”
Bucaramanga, Mayo 14 de 2007
Señor
BERNARDO SOCHA ACOSTA
BUCARAMANGA
Ref. Proceso de paz con los Paramilitares
La historia de Colombia es como una serpiente enroscada en si misma, se repite indefinidamente como los antiguos discos sonoros de acetato cuando “se rayaban”; la historia de la violencia política de los años cuarenta y cincuenta recuerda al jefe insurgente Guadalupe Salcedo quien acaudilló las guerrillas liberales del llano, entregó las armas, se reinsertó a la vida civil y, según la autorizada versión histórica de ARTURO ALAPE, murió acribillado en Bogotá cuando cumplía una cita de sus jefes de la Dirección Liberal; fue emboscado como un conejo.
Entregadas las armas y desmovilizados los combatientes, Guadalupe Salcedo ya había cumplido su cometido como instrumento de la guerra fratricida; para los verdaderos gestores y beneficiarios de la matanza quienes, mediante el ejercicio de la violencia contra los campesinos y la explotación de los trabajadores se apropiaron de sus tierras y acumularon su riqueza departían orondos en los clubes sociales de las grandes ciudades, ahora Guadalupe Salcedo era un líder incómodo y peligroso: sabía muchas cosas sobre las verdaderas causas de la violencia y sobre sus promotores y beneficiarios.
En nuestros días se repite la película: Carlos Castaño, es asesinado; Pedro Juan Moreno y su hijo el 24 de Febrero de 2006, fallecen en un misterioso accidente de helicóptero cuando el primero hacía campaña para el Senado. Qué suerte les espera a los demás líderes del paramilitarismo? Antes de que confiesen sus crímenes y delaten a sus patrocinadores pueden ser víctimas de un rayo, un atentado de sus “enemigos” o de un accidente automovilístico; pueden cometer suicidio. En fin, logrados los objetivos de la matanza, ahora son peligrosos, saben demasiado.
La vida misma de los líderes militares del paramilitarismo está en vilo; están acorralados y su suerte depende de sus antiguos socios intelectuales que, después de tantos crímenes han asegurado el poder político e incrementado sus riquezas y ahora nada quieren saber de sus antiguos héroes guerreros.
Para los líderes militares del paramilitarismo y para los miles de colombianos inocentes que murieron o fueron desplazados en esa cruel orgía de sangre y horror debemos rezar una oración.
Atentamente,
REINALDO RAMIREZ
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