(Opinión) Las elecciones presidenciales en Argentina reflejaron el deterioro del progresismo en las Américas y abrieron espacio para un nuevo proceso de reingeniería y fortalecimiento de los regímenes democráticos en el hemisferio. No podía escapar el progresismo a la merecida sanción popular de haber logrado lo impensado: la asombrosa e irrepetible hazaña de retrotraer un país del primer al tercer mundo de la mano del populismo peronista y de la versión progresista del “kischnerismo”. Culmina así un proceso... Leer más
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