Para resolver el hambre, la
simple compasión no es suficiente. O mejor, es contraproducente. El
paternalismo, que propicia la entrega de pescado, pero no enseña a pescar, ha
agravado un problema que no ha sido abordado de manera responsable,
probablemente por la dependencia que las empresas electorales tienen del voto
de quienes nada tienen y que, como ya sabemos, reciben promesas de un maná
futuro, y reciben la lechona dominical como premio de consolación. ¡Un toma y
daca nefasto! Leer más

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