La Corte Suprema de Justicia de Colombia condenó hoy a 40 años de cárcel a cuatro policías, un oficial y tres agentes, que participaron en una masacre de 26 personas realizada por paramilitares en el departamento de Norte de Santander en 1999.
En un comunicado oficial el alto tribunal explicó que el mayor Harbey Ortega y a los agentes Arturo Velandia, Luis Toloza y Gustavo Lobo, fueron coautores de los asesinatos ocurridos en un paraje rural del municipio de La Gabarra, en esa región del noreste del país.
Los uniformados fueron encontrados culpables de los delitos de homicidio agravado con fines terroristas y tentativa de homicidio, por lo cual, además de la prisión, deberán pagar una indemnización de mil gramos de oro a las familias de cada una de las víctimas.
Esta es una de las más fuertes masacres que se recuerdan en la última década en Colombia.
En el crimen participaron unos 150 paramilitares que llegaron al lugar el 21 de agosto de 1999, congregaron a la comunidad, asesinaron a 26 personas, hirieron a otras 10 y produjeron el desplazamiento de más de 50 familias.
Las investigaciones atribuyen la autoría intelectual de la matanza al desmovilizado jefe paramilitar Salvatore Mancuso, quien pretendía sacar de la zona a organizaciones guerrilleras de izquierda para tomar el control en Norte de Santander.
En un comunicado oficial el alto tribunal explicó que el mayor Harbey Ortega y a los agentes Arturo Velandia, Luis Toloza y Gustavo Lobo, fueron coautores de los asesinatos ocurridos en un paraje rural del municipio de La Gabarra, en esa región del noreste del país.
Los uniformados fueron encontrados culpables de los delitos de homicidio agravado con fines terroristas y tentativa de homicidio, por lo cual, además de la prisión, deberán pagar una indemnización de mil gramos de oro a las familias de cada una de las víctimas.
Esta es una de las más fuertes masacres que se recuerdan en la última década en Colombia.
En el crimen participaron unos 150 paramilitares que llegaron al lugar el 21 de agosto de 1999, congregaron a la comunidad, asesinaron a 26 personas, hirieron a otras 10 y produjeron el desplazamiento de más de 50 familias.
Las investigaciones atribuyen la autoría intelectual de la matanza al desmovilizado jefe paramilitar Salvatore Mancuso, quien pretendía sacar de la zona a organizaciones guerrilleras de izquierda para tomar el control en Norte de Santander.
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