El escándalo del presunto abuso sexual cometido por sacerdotes, también tiene algo de positivo.

Gonzalo Afanador, especialista en derecho canónico.
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Colombia. “Es lamentable el incidente que se viene registrando en la ciudad de Cali con los clérigos, en relación con las denuncias que ha hecho el sacerdote German Robles, contra monseñor Fray Potes, por presuntos abusos sexuales." La declaración fue hecha por el catedrático especializado en derecho canónico, Gonzalo Afanador Afanador.

Lo negativo

Este escándalo es negativo para la Iglesia por las incidencias que tiene entre los creyentes. El sacerdote Robledo al convocar una rueda de prensa para dar a conocer cosas privada e íntimas, está obrando mal si se tiene en cuenta que se trata de un ministro de la Iglesia y que sus presuntas fallas debieran ser reportadas a competencia eclesiástica donde hay todo un sistema de competencia judicial, para abrir los procesos, juzgar y castigar.

De tal suerte –dijo el abogado- que el conducto regular era denunciar verbal o por escrito estos hechos y hacerlo como procedió el señor Robledo, demuestra más bien un protagonismo publicitario que no se sabe a dónde apunta. Puede ser que el sacerdote Robles esté adolorido por factores de anonimato, de rencor o un roce con el denunciado. También puede atribuírsele a una enfermedad.

Lo positivo

El abogado Gonzalo Afanador explicó que esto también puede tener cosas positivas, para que se evalúe hasta dónde puede estarse deteriorando la virtud que debe tener un sacerdote. Con estas denuncias los orientadores de la iglesia deben reafirmar su modelo de personas entregadas al apostolado y si se equivocan, que sean castigadas. Esta puede ser una oportunidad para que quienes como sacerdotes están desviando sus objetivos, vuelvan al camino normal del liderazgo espiritual. Pueda que en este caso pueda aplicarse el viejo refrán que dice: “no hay mal que por bien no venga” para que quienes como sacerdotes se estén descarriando, hagan sus correcciones oportunamente, para que la iglesia continúe siendo el ejemplo social y espiritual de la vida, como lo quiso su fundador, al predicar la pureza y la transparencia, sostuvo el abogado.

De estos hechos se deben sacar enseñanzas y pensar que como católicos, debemos confiar en los superiores revestidos con el manto de la autoridad para que juzguen y condenen o absuelvan estos casos y brille la inocencia. Si hay pruebas verdaderas, que la autoridad aplique todo su rigor, pero si son apenas argumentos de protagonismo adornados de falsedad, que el peso de la Ley también recaiga con toda su severidad contra el acusador, indicó el abogado.

Falta ética

El acusador puede estar fallando en un mandamiento de la ley de Dios que es: no levantar falsos testimonios ni mentir. Esto se traduce en derecho positivo, en delitos de Calumnia e injuria, consagrados en los Códigos y que la normatividad castiga hasta con cárcel, dijo finalmente el especialista en derecho canónico.

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