AFP/ RedacciónDiario Occidente
La propuesta en el Congreso colombiano de imponer una moción de censura al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, señalado de instigar para derrocar a un presidente de su país y de un complot contra el mandatario venezolano Hugo Chávez, lo coloca en el ojo del huracán en la ya difícil coyuntura que atraviesa el Gobierno.
El miércoles, treinta legisladores colombianos de los partidos Cambio Radical de la coalición oficialista que domina el Congreso, Polo Democrático Alternativo (izquierda) y Liberal, estos dos últimos opositores, presentaron una moción de censura contra Santos en la que también se lo acusa de estar implicado en interceptaciones telefónicas ilegales.
El ministro aseguró este jueves que detrás de la propuesta está la intención política de sectores de oposición de desprestigiar al gobierno de Alvaro Uribe.
"Esa moción de censura fue presentada extemporáneamente, antes de que yo interviniera (en el Senado). Es producto del juego político", señaló.
Según el ministro, los promotores de la sanción manipularon el debate con el propósito de que los medios de comunicación registraran el tema de la propuesta de moción en su contra. Además, dijo a periodistas que detrás de la moción existe una intención política de afectar la imagen de Uribe.
"Los colombianos saben cuál es la verdad y la intención de confundir a la gente generando una moción de censura sin fundamento, pero que enfrentaré con entereza y dignidad", afirmó.
La medida contra Santos se produce en medio de un escándalo en Colombia sobre nexos de políticos y paramilitares que salpica a políticos cercanos al mandatario y que hasta el momento ha cobrado la cabeza de su canciller, María Consuelo Araújo, su ex director del organismo de inteligencia y otro funcionario.
Los parlamentarios que promovieron la medida aseguraron que frente al caso de unas interceptaciones telefónicas por parte de la dirección de inteligencia de la Policía a dirigentes de oposición, periodistas y altos funcionarios, la reacción de Santos "no corresponde a la gravedad del hecho ni da confianza de cara a las elecciones regionales del 28 de octubre".
Asimismo, sostuvieron que "un ministro que haya participado en la autoría intelectual de un plan que incluía apartar de sus funciones a un presidente elegido democráticamente, por medios no constitucionales, no está calificado moralmente para dirigir la cartera de Defensa ni para representar al país".
También afirmaron que con tales cuestionamientos a Santos le será difícil defenderse de señalamientos similares en Venezuela.
El ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel acusó el fin de semana al ministro colombiano de estar detrás de un complot respaldado por Estados Unidos para desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez. Santos calificó de "ridícula y absurda" la denuncia de Rangel.
La moción, que sería votada en dos semanas, fue radicada en la Cámara de Representantes (baja) poco antes de una comparecencia del ministro, que negó haber estado al tanto del espionaje y que hubiera pretendido derrocar al presidente Ernesto Samper (1994-98).
Igualmente, reiteró su rechazo a las acusaciones de Rangel. "A quién se le ocurre semejante cosa", expresó.
Cuando Santos se disponía a iniciar la intervención, dos mujeres se acercaron al atril y rompieron huevos sobre los documentos del ministro, ensuciándole la corbata, tras lo cual fueron detenidas por la policía.
Las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) culminaron en abril de 2006 la desmovilización de unos 32.000 combatientes, según cifras oficiales, a cambio de la obtención de beneficios judiciales como una rebaja de penas.
En octubre del año pasado la Corte inició la investigación sobre varios documentos obtenidos a los jefes paramilitares desmovilizados y que probarían sus alianzas con los políticos de las regiones en donde actuaban estos grupos
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